Esta corriente filosófica, que nació en Alemania de
manos de Krause, llegó a España en 1854
gracias a Julián San del Río, profesor de la universidad de Madrid.
Uno de los principales aspectos por los que se recuerda
el Krausismo es por su rechazo al dogmatismo. Algo que sin duda afectaba en
gran medida a la enseñanza en nuestro país ya que los profesores no tuvieron
libertad de cátedra hasta 1868. Pero no sólo rechazaban el dogmatismo en la
enseñanza, también en la política e incluso en la religión, ya que Krause veía
a Dios en la naturaleza, en el hombre y como origen del universo pero no de la
manera en la que la Iglesia lo imponía.
No sólo esta cuestión hace que el Krausismo tenga
importancia en nuestro país. Muchas de las ideas que trajo consigo son y,
deberían ser, tenidas en cuenta. A nivel pedagógico hablaba de poner al alumno
en contacto con la naturaleza, que tuviera una actitud crítica, una actitud
activa ¿acaso no son temas que nos preocupan en la actualidad? Quería que los
estudiantes desarrollaran su espontaneidad y su creatividad ¿no es cierto que
hoy en día todavía se sigue luchando por esto? Además trajo consigo conceptos e
ideas sin las que hoy en día no concebiríamos una educación de calidad, como el
de la educación harmónica, que nos ha llegado a la actualidad en forma de
currículo escolar, la coeducación, el derecho al juego, el establecimiento de
horarios, etc.
Sin duda no hemos de olvidar la belleza de aquéllos
ideales, que deberíamos seguir hoy en día si queremos educar a nuestros jóvenes
para que algún día puedan vivir en el mundo que se merecen. Un mundo donde toda
la humanidad coexista unida bajo una misma filosofía, donde la ética sea el
principio fundamental del hombre, dónde todo el mundo sea escuchado, libre y
respetado.
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